Escuchando las voces de las mujeres en Sulu, Mindanao
Los miembros de una organización de mujeres de Sulu se reúnen para una sesión de escucha en septiembre.
Los terroristas suicidas han creado una atmósfera de miedo en Jolo, una ciudad de 130.000 habitantes y capital de la provincia de Sulu en el oeste de Mindanao. El 27 de enero de 2019, dos bombas explotaron en una catedral católica romana, matando a 20 e hiriendo a 102. El 24 de agosto de 2020, un par de bombas similares mataron a 15 e hirieron a 75 en el centro de la ciudad.
Después del ataque más reciente, NP se puso en contacto con grupos locales de mujeres y llegó a la conclusión de que una sesión de escucha podría ayudar a establecer relaciones con las partes interesadas locales. Como partidario de nuestro trabajo, sabe lo importante que es aprender de los actores locales y su capacidad preexistente mientras trabajamos junto a ellos para construir una paz duradera. Las voces y experiencias de las mujeres deben amplificarse para generar seguridad y protección reales y crear un cambio duradero en la vida cotidiana de las mujeres.
En septiembre, NP se asoció con Bansag Babai, una organización de mujeres de Sulu, para reunir a mujeres de diversos ámbitos de la vida para la Sesión de escucha. Por primera vez desde el cierre de COVID-19 y las cuarentenas comunitarias, estas mujeres pudieron reunirse como una comunidad "bansag" y hablar de mascarilla a mascarilla. Sentados en un círculo de conversación, discutieron lo que les preocupa y cómo lo están enfrentando y cuál es la mejor manera de responder.
La presidenta de Bansag Babai expresó su agradecimiento a NP por la asociación para realizar la reunión de sus mujeres, especialmente en este momento en que "necesitamos escucharnos unos a otros y escucharnos unos a otros porque necesitamos hacer valer nuestras voces y empoderarnos para vencer nuestros miedos.”
La seguridad y la protección eran las más importantes entre sus preocupaciones. Según las mujeres, la amenaza del extremismo violento y el terrorismo supera con creces los efectos de la pandemia en la población civil. Las amenazas de bomba casi a diario tienen un efecto paralizante y promueven la paranoia. Las mujeres temen por sus vidas y más aún por sus familias y comunidades. Se enorgullecen de su identidad étnica tausug y comparten el deseo de proteger su tierra y su gente de los extraños que tienen la intención de causarles daño.
A pesar de sus temores, las mujeres irradiaban energía y esperanza. De buena gana expresaron sus puntos de vista sobre cómo resolver la peligrosa situación. Proporcionaron propuestas concretas sobre lo que deberían hacer los gobiernos locales y las fuerzas de seguridad. Más importante aún, discutieron cómo ellas, como mujeres, pueden estar más alerta dentro de sus propias comunidades. Con su ayuda, NP puede continuar asegurando que las perspectivas de las mujeres informen la planificación del trabajo civil en la provincia de Sulu.
Un oficial de protección de NP se dirige a las mujeres en la reunión de bansag, la primera de este tipo desde el comienzo de la pandemia.