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Cómo una comunidad se unió para poner fin a la violencia de pandillas en el condado de Rubkona 

Fecha: 1 de junio de 2023

Durante más de un año, dos pandillas juveniles rivales en el estado de Unity, provenientes de dos asentamientos de desplazados internos diferentes, se vieron envueltas en un ciclo de violencia. Lo que comenzó como disputas por mujeres jóvenes, tensiones territoriales y destrucción de propiedad se intensificó hasta convertirse en represalias. La violencia tuvo graves consecuencias, con heridos entre los miembros de la comunidad, entre ellos cuatro niños y tres niñas. Violencia de género (VG), incluido el acoso y la violencia sexual, alimentaron aún más las tensiones, haciendo que la vida cotidiana en la comunidad fuera cada vez más insegura. 

Pero un nuevo enfoque ayudó a romper el ciclo. Mediante la paciencia, el fomento de la confianza y la intervención no violenta, Nonviolent Peaceforce (NP) ayudó a estos jóvenes a encontrar un camino hacia la paz. 

Foto: NP interactuando con un grupo de pandilleros en el bloque Shilak, condado de Rubkona, 26 de mayo de 2023

Una comunidad en crisis 

A lo largo de un año, los residentes de la zona de Delmet, donde vivían muchos de los jóvenes involucrados en la violencia, vivieron con miedo. Los robos nocturnos aumentaron, principalmente impulsados por las dos bandas rivales, y la vigilancia selectiva —donde algunos agentes hicieron la vista gorda debido a vínculos personales— solo avivó la frustración de la comunidad. Con la tensión llegando a un punto crítico, NP intervino para facilitar el diálogo. 

En lugar de centrarse únicamente en la violencia visible, NP convocó una reunión de protección comunitaria en Delmet para explorar los problemas más profundos detrás del conflicto. Los residentes expresaron su preocupación por brechas de seguridad, la falta de justicia y el temor a que cualquier esfuerzo de paz fuera efímero. Quedó claro que, si bien abordar las pandillas era crucial, también era necesario abordar los problemas sistémicos subyacentes. 

Enfrentando a las pandillas 

La interacción directa con las pandillas fue crucial, pero estuvo plagada de desafíos. Muchos jóvenes se mostraban recelosos, pues sospechaban que NP colaboraba con la policía para arrestarlos. Era necesario generar confianza antes de poder iniciar cualquier conversación real. 

El PN se reunió con un comisionado de policía de Rubkona para explicarle el proceso de mediación. Tras detallar su iniciativa de paz, la policía acordó no interferir y apoyar el proceso. 

Encontrar un terreno común 

Con la confianza desarrollándose poco a poco, NP se reunió con la primera pandilla del asentamiento de desplazados internos de Chilak. Admitieron que las disputas por mujeres jóvenes y drogas locales eran importantes detonantes de la violencia. Estaban abiertos a la reconciliación, pero solo si sus rivales dejaban de instigar el conflicto.  

Un día después, NP se reunió con la segunda pandilla de la zona de desplazados internos de Delmet. Consideraban que la invasión territorial era la principal fuente de conflicto.  

NP planteó una pregunta a ambos grupos: ¿Estarían dispuestos a reunirse en persona, con la presencia de los líderes comunitarios, para buscar una solución? Ambos estuvieron de acuerdo. 

El Acuerdo de Paz 

Por primera vez, las dos bandas se sentaron frente a frente, fuera de un enfrentamiento violento. En un espacio neutral cerca de la ciudad de Bentiu, expresaron sus quejas ante la presencia de líderes comunitarios para mediar. Tras horas de debate, surgieron acuerdos clave: 

• Cesar los ataques mutuos 

• Abstenerse de hacer avances no deseados hacia las novias del otro. 

• Permitir la intervención policial si alguno de los grupos viola las resoluciones.

• Colaborar para promover la paz y el entendimiento dentro de sus territorios. 

• Pedir disculpas públicamente a los miembros de la comunidad por las interrupciones pasadas. 

Para reforzar sus compromisos, NP brindó capacitación en resolución de conflictos, equipando a los jóvenes con herramientas para reducir la escalada de futuras disputas de manera no violenta. 

Un impacto duradero 

En una reunión conjunta final con las pandillas, líderes comunitarios y policías, se presentaron formalmente las resoluciones, y las autoridades locales alentaron la continuación de los esfuerzos de paz. Se estableció un plan de trabajo para que los jóvenes participaran en actividades de consolidación de la paz y campañas de sensibilización. 

En los meses transcurridos desde entonces, no se han reportado más incidentes violentos entre las pandillas. PN continúa monitoreando la situación, asegurándose de que los jóvenes sigan participando en las iniciativas de consolidación de la paz. Al abordar las causas profundas de la violencia y fomentar el diálogo, la comunidad ha dado un paso crucial hacia una paz duradera. 

Este éxito subraya el poder de las soluciones locales. Cuando las comunidades cuentan con las herramientas para resolver conflictos de forma no violenta, el cambio sostenible se hace posible. NP mantiene su compromiso de apoyar a la juventud de Sudán del Sur en la construcción de un futuro libre de ciclos de violencia. 

Puede proteger a los civiles que viven o huyen de un conflicto violento. Su contribución transformará la respuesta del mundo al conflicto.
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