Nos mantenemos seguros: comunidades coreano-estadounidenses y protección sin armas
Cuento de Denise Rafaeli Cadorniga
Cuando su seguridad se vio amenazada, los coreano-estadounidenses recurrieron a Nonviolent Peaceforce en busca de orientación. Equipados con habilidades perfeccionadas y nuevas herramientas para evaluaciones de seguridad, los miembros de KACE (Empoderamiento Cívico Coreano-Estadounidense) se sintieron más cómodos al apoyarse mutuamente para satisfacer sus necesidades de protección.

El odio antiasiático aumentó durante la pandemia y, para muchos, ahora es parte de la vida cotidiana. Los coreano-estadounidenses, especialmente los mayores, los jóvenes y los pequeños empresarios, se enfrentaron a una ola de miedo y aislamiento. Y no estaban solos. En las comunidades asiático-estadounidenses, las personas eran empujadas en el metro, gritadas en los supermercados y culpadas de un virus con el que no tenían nada que ver. Estos ataques selectivos se derivaban de la historia de racismo y maltrato de una nación. Lo que comenzó como una escalada abrupta ahora se ha convertido en una nueva normalidad inquietante.
Lamentablemente, el odio antiasiático no es nada nuevo. Los estadounidenses de origen asiático han sido tratados como forasteros en Estados Unidos durante mucho tiempo. La pandemia simplemente resurgió viejos prejuicios. El lenguaje racista en los medios y la política —términos como "virus de China" o "kung-flu"— facilitó que se culpara a quienes parecían ser asiáticos, ya fueran inmigrantes recientes, nacidos en Estados Unidos o residentes de generaciones anteriores. En tiempos de crisis, los prejuicios tienden a resurgir.
Desde la Ley de Exclusión China de 1882, pasando por el encarcelamiento de estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial, hasta la discriminación racial contra los asiáticos del sur y del sudeste tras el 11-S, la historia estadounidense está llena de ejemplos de personas de comunidades asiáticas tratadas como amenazas en lugar de como vecinos. Esta tensión aún influye en la percepción que se tiene de las personas y en su sensación de seguridad.
Cómo puede ser la seguridad liderada por la comunidad
Personal de Empoderamiento Cívico Coreano-Americano (KACE) Sabía que era cuestión de tiempo antes de que ocurriera un incidente en uno de sus eventos. Por diversas razones, no les interesaba contratar policías. Así que decidieron buscar el apoyo de una organización que pudiera ayudar a su comunidad a prepararse para incidentes de discriminación racial.
Fue entonces cuando recurrieron a NP. Junto con KACE, nuestro personal impartió capacitaciones sobre protección civil desarmada, adaptadas a las necesidades cotidianas de los coreano-estadounidenses. Se centraron específicamente en la conciencia situacional, la desescalada y la seguridad comunitaria.
La conciencia situacional implica aprovechar la capacidad de observar el entorno y evaluar el riesgo. El equipo recomendó que las personas se plantearan algunas preguntas, como: ¿Dónde están las salidas? ¿Quién está cerca? ¿Cómo se reconoce cuando algo empieza a cambiar?
La desescalada fomenta un estado de calma y se complementa con estrategias no violentas para reducir la tensión. Ya sea con palabras, movimientos o presencia, el objetivo es evitar daños a todas las partes implicadas.
Incorporar la perspectiva de seguridad de los participantes en la capacitación es clave para fomentar la seguridad comunitaria. No existen soluciones universales; cada enfoque comienza con la escucha activa.
Nuestro equipo también colaboró con socios comunitarios, como el Federación Asiática Americana y defensores legales locales. Estas colaboraciones hicieron que las sesiones de capacitación fueran más receptivas y fundamentadas.
El poder de la desescalada
Un día, durante una campaña de registro de votantes abierta al público, un hombre llamado Ian* confrontó a un grupo de jóvenes de KACE. Estaba alterado y se comportó de forma impredecible. La situación podría haber empeorado. El personal de KACE mantuvo la calma y utilizó las tácticas que aprendió y practicó con NP.
Los jóvenes fueron redirigidos a una zona separada, lejos de Ian. Se creó una distracción. Y con una presencia constante, se redujo la tensión. Finalmente, Ian abandonó el evento y nadie resultó herido.
Pero la historia no termina ahí.
Durante los meses siguientes, Ian regresó a los eventos comunitarios. Pero, en lugar de dejarse llevar por la hostilidad, se presentó con curiosidad y la disposición de aprender maneras alternativas de interactuar.
La seguridad tiene sus raíces en las relaciones
La decisión de KACE de contactar a NP demuestra lo que puede suceder cuando una comunidad decide cuidar de sí misma sin la intervención de las autoridades ni de las fuerzas de seguridad. Mediante conversaciones y capacitaciones genuinas, los miembros de KACE fortalecieron habilidades que les permitieron sentirse más seguros.

Gracias a Nonviolent Peaceforce por mantener su compromiso con este tipo de trabajo. Desescalar la situación requiere un esfuerzo adicional, pero es muy efectivo. Puede transformar una confrontación en algo mejor. -Richard J. In, Director Ejecutivo, Empoderamiento Cívico Coreano-Americano (KACE)
Si bien es raro que KACE se encuentre con antagonistas como Ian, son estos ejemplos de transformación los que nos recuerdan la importancia de este trabajo. También son un gran recordatorio del impacto que la seguridad comunitaria puede tener para una persona y para toda una comunidad.
*Nombre cambiado por privacidad.