Más que un viaje en coche: el poder silencioso de estar presente
En algunos barrios de Minneapolis, donde las calles pueden atraer a los jóvenes en diferentes direcciones —algunas inspiradoras, otras peligrosas—, algo tan simple como un viaje en coche puede convertirse en una poderosa herramienta para la consolidación de la paz. Para Odell (“Entrenador Biggs”), esos viajes en coche a casa después del entrenamiento no se tratan solo de transporte, sino de conexión, seguridad y esperanza.
A diario, el entrenador Biggs trabaja con un equipo de jóvenes atletas de diversos orígenes, algunos con un pie en la calle y otro en el campo. Lo que todos comparten es el anhelo de pertenencia y una discreta disposición a abrirse, cuando saben que alguien realmente los escucha.
Protección en Movimiento: “Te aprecio”
Algunos estudiantes atletas de preparatoria no pudieron asistir a las cenas de equipo posteriores a los entrenamientos, a solo unas cuadras de distancia, porque ciertas zonas no eran seguras para ellos. Los padres de un joven jugador no lo dejaron ir. Era conocido en el barrio, y no siempre de buena manera. El riesgo de ser asaltado, disparado o convertido en objetivo era demasiado alto.
El entrenador Biggs vio el patrón. Vio cómo el miedo a caminar unas pocas cuadras podía reducir el mundo de un joven. Así que hizo un ajuste discreto: lo llevaría en coche de ida y vuelta. Solo ellos dos.
Esa noche, el niño miró a ambos lados antes de salir del auto, luego se giró para decir algo que permanecería en la memoria del entrenador para siempre: “Entrenador, lo aprecio”.
No se trataba solo de gratitud. Se trataba de sentirse visto. Sentirse seguro. Sentir que alguien estaba dispuesto a romper un patrón peligroso y ofrecer algo mejor.
En barrios donde los jóvenes suelen verse abandonados a su suerte ante las amenazas, ese viaje se convirtió en un acto de protección y una disrupción. Decía: «No estás solo. No tienes que atravesar el peligro para sentirte como en casa».
Otros podrían mirar a ese chico y asumir que estaría bien, o peor aún, que no les importaría en absoluto. Pero el entrenador hizo una promesa en ese momento: "No te preocupes nunca por caminar a casa. Te cubro".
Y lo decía en serio.
Lo que Coach ofreció no fue solo un impulso, sino una pausa en el ciclo. Un mensaje: la seguridad y la inclusión no se ganan; son algo que todos los jóvenes merecen.
Conversaciones desde atrás, consolidación de la paz en primera línea
Estos viajes en coche se hicieron más frecuentes. Primero un niño, luego dos, y finalmente el coche entero se llenó de chicos que no solo necesitaban que los llevaran, sino que querían hablar, ser vistos y escuchados. Los viajes a casa se convirtieron en algo más que un simple medio de transporte. Se convirtieron en un espacio de aprendizaje, confianza y sanación. Un espacio donde los chicos podían hacer bromas un minuto y al siguiente hacer preguntas reales.
Una noche, cinco chicos se amontonaron en el coche del entrenador Biggs después del entrenamiento. Durante el trayecto, les preguntó a cuatro si querían ir a la universidad. Dejó a uno fuera a propósito: una pequeña prueba para ver si el chico de atrás estaba atento. Efectivamente, una voz dijo: "Oye, no me lo preguntaste, pero yo también quiero ir a la universidad". Ese momento lo dijo todo. La positividad, cuando es real, es contagiosa. Nadie quiere quedarse fuera, ni de un partido ni de un futuro.
Ya fuera una noche larga después de un partido fuera de casa o un viaje rápido para evitar zonas de peligro, ese compromiso constante forjó algo más que confianza. Forjó paz. Una paz que nació en un coche, en conversaciones, en la constancia. Una paz que se extendió, una relación a la vez.
Así es como se ve el verdadero compromiso de los jóvenes. Está apareciendo una y otra vez, sin condiciones. Se trata de saber cuándo preguntar y cuándo simplemente conducir. A veces, se trata simplemente de asegurarse de que un niño llegue sano y salvo a casa, sabiendo que alguien allá afuera realmente lo quiere.
En comunidades que se debaten entre la lucha y la supervivencia, construir relaciones es resistencia. Es protección. Es paz.
Y a veces, todo empieza con un auto, un coche y una simple promesa:
"Te entendí."
De paseos a eventos comunitarios
El año escolar está a punto de terminar y puede que los juegos hayan terminado, pero el sentido de comunidad sigue vigente. Los estudiantes están dando un paso al frente. Ya... Reunirse en el Centro para la No Violencia y la Seguridad de Nonviolent Peaceforce. Pero ahora planean asumir un papel más activo en Eventos del barrio de NP, como sesiones de café y limonada y barbacoas—convertir momentos de conexión en eventos más amplios liderados por la comunidad.
Estos momentos de cariño y constancia, ya sea una comida compartida, un juego en el jardín o una simple conversación, son prueba de ello: cuando los jóvenes son vistos, escuchados e incluidos, dan un paso al frente. No solo en un auto, sino en la comunidad. En la responsabilidad. En el liderazgo. En la paz.
Puede que la temporada haya terminado, pero el equipo sigue dando la talla. Y ahora, están creando algo propio.